Reseña de "Ciudad de los Ángeles Caídos", de Cassandra Clare
Título: Ciudad de los Ángeles Caídos
Autora: Cassandra Clare
Saga: Cazadores de Sombras, libro 4 (The Mortal Instruments IV)
Argumento: La guerra entre mortales ha terminado, y Clary Fray esta de nuevo en su hogar en Nueva York, emocionada por el abanico de posibilidades que se abre ante ella. Está entrenando para convertirse en una cazadora de sombras y, lo más importante de todo, por fin puede decir que Jace es su novio. Pero todo tiene un precio. Alguien está asesinando a los cazadores de sombras que solían pertenecer al círculo de Valentine, provocando tensiones entre los habitantes del submundo sobrenatural y los cazadores que podrían provocar una nueva y sangrienta guerra. Y cuando Jace comienza a alejarse de ella sin una explicación, Clary se ve obligada a ahondar en el corazón de un misterio cuya solución revela su peor pesadilla: ella misma ha puesto en marcha una terrible cadena de acontecimientos que podría hacerle perder todo cuanto ama. Incluso a Jace.
Aviso por las dudas que esta reseña contiene spoilers de los libros anteriores. Si querés leer mis reseñas de ellos, podés encontrarlas haciendo click acá.
Siento que este libro abrió un montón de líneas argumentales y avanzó muy poco (por no decir nada) en cada una de ellas. O avanzó, pero a trompicones, porque parece que es más importante poner a Clary y Jace chapando que a cualquier otro personaje haciendo... no sé, algo. Lo que sea. Cualquier cosa antes que seguir leyendo cómo Clary y Jace chapan. O cómo se miran con sufrimiento y deseo.
Es que realmente, ¿por qué están sufriendo todo el tiempo? Necesito que alguien me dé una explicación lógica de por qué Jace se hace el víctima todo el libro, y por qué Clary no lo agarra, le mete un par de cachetones y le dice "¿LA PODÉS CORTAR?". Pero claro, no. Él sufre porque no puede hablarle si no quiere hacerle daño. Y ella sufre porque como no le habla, cree que no la ama. Tush tush a los dos. La verdad todo este drama medio gratuito del principio me pareció muy cansador.
Algo que estuvo medianamente "bien" fue la trama de Magnus y Alec. Al principio me pareció medio creepy esto de darme cuenta de que Magnus tiene como 500 años y Alec sólo 17, pero después ya me pareció hasta irreal, digamos, dejé de creerme la relación. Magnus parecía más el tutor de Alec que su pareja, mucho mas maduro y centrado. Mientras en libros anteriores Alec daba una imagen de templanza que coincidía perfectamente con la personalidad del brujo, en esta historia hace un retroceso monumental y lo vemos refunfuñar como un puberto.
Sin embargo, me sigue pareciendo la mejor pareja de la saga. Magnus es todo, aunque lo extrañé bastante en esta historia, ya que aparece muy poco. Lo que me molestó de esta línea argumental, en realidad, es lo poco que se muestra y lo poco que avanza en realidad. Entiendo que la historia transcurre en muy poco tiempo (una semana, creo), pero Simon, Clary y Jace pasan por muchísimas cosas, ¿de verdad Magnus y Alec no tuvieron tiempo de hablar hasta que Clary o Simon estuvieron ahí para verlo?
Lo que salva este libro es Simon. Sí, mi personaje menos favorito en libros anteriores ahora rescató una historia que me parecía cada vez menos atrapante. El tema de la trama de Simon es la soledad, el encontrar un lugar en el mundo, el encontrarse con la inmutabilidad de su nueva condición de vampiro, pero sobre todo, de inmortal. Son muchas las cosas que tiene que procesar este personaje y para colmo Cassie no le tira ni un aliado en quien confiar. Clary vive pendiente de su novio, Isabelle y Maia no le sirven de apoyo suficiente, y todos los adultos están demasiado ocupados (la verdad es que no sé en qué, porque no hacen nada en toda la saga prácticamente) o no son de confianza.
Todos los que se acercan a él quieren algo a cambio, y ninguno le ofrece contención. Simon ha caído en la cuenta de que es diferente incluso en un mundo en el que todo es extraordinario, y de pronto ya no pertenece a ningún lado. En esta situación completamente vulnerable lo acecha la villana de esta historia, mucho más siniestra que cualquier cosa que hayamos visto hasta ahora en la saga.
Y después, tenemos la cuestión del final. Si no han leído el libro, les recomiendo que dejen de leer acá, ya que va a haber spoilers.
Me resultó interesante el plot twist del final, revelando como villana al ser más arcaico e intrigante de las leyendas judeo-cristianas: Lilith. Me dio mucha pena que Clare no explotara más al personaje y lo matara de aquella manera (haciendo uso de la Marca de Simon), cuando habíamos visto tan poco de ella. Pero en general me convenció el cierre que se le da a la trama, el tema de la posesión progresiva de Jace y la runa demoníaca que completó su sujeción total a la voluntad de la diablesa. Sin embargo, cuando ya creía que Jace iba a abandonar su papel de víctima al enterarse de que todo lo malo en él le ocurría por una influencia demoníaca, pasa exactamente lo contrario. Y francamente, no entiendo cómo Clary no se planta y le dice "acaban de torturarme y acaban de obligar a mi mejor amigo a beber sangre de demonio hasta vomitar, ¿podrías ser un poco menos egocéntrico?". Pero no, ella le aguanta todo y ahí va, a intentar convencerlo de que no es malo, de que lo ama, y blablabla...
En conclusión: me aburrió mucho este libro. Siento que no avanzó en nada, que simplemente es una presentación del conflicto que se viene y que los personajes daban vueltas sobre lo mismo en espera de que empezara realmente la historia, que supongo será en Ciudad de las Almas Perdidas. Y si digo que me decepcionó, no me refiero a que tenía altas expectativas respecto a él, sino a que esperaba que Cassandra Clare mantuviera al menos la calidad de los libros anteriores, en lugar de declinarla. Esperaba que la historia me convenciera, al menos. Pero no fue así, y es una pena.
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