Reseña de "Tempus Fugit", de Javier Ruescas

Hanna, Pablo y Kleid jamás deberían haberse conocido.Mapplethorpe nunca debería haber estado al mando de la empresa Tempus Fugit.Y las cabinas de teletransportación no deberían haberse inventado.Sin embargo todo esto sucedió y ahora una misteriosa plaga pone al mundo nuevamente en peligro.Cada quien defiende su pasado. Todos se preparan para luchar por el futuro.
Finalmente terminé de leer este libro y... meh. Es una historia entretenida, aderezada con un poquito de acción, pero nunca terminó de hacer el click, nunca terminó de llegarme.

Hanna, la protagonista, es una chica de Nuevomundo, una sociedad fundada luego de que una terrible inundación destruyera todo lo que hoy conocemos. En esta nueva era la superpoblación es tal, y hay tan poca tierra habitable, que los gobiernos han debido utilizar hasta el espacio que hoy ocuparían las calles para construir viviendas. Así las cosas, el único medio de transporte existente son las cabinas de teletransportación, cuya invención, construcción, venta y distribución está monopolizada por una super-ultra-mega empresa llamada Tempus Fugit. Ahora adivinen quién es el malo de la historia.



De pronto y de la nada, Hanna se tropieza con Pablo, un polizón oriundo de la Castilla del siglo XVIII que por un terrible accidente ha aparecido en este siglo, y juntos emprenden la misión (cada uno por sus razones) de destruir a Tempus Fugit, ya que Hanna sospecha que la empresa está detrás de todos sus males.

Hasta acá la trama va muy bien. Sencilla, previsible, pero dentro de todo bien. Los problemas empiezan cuando Ruescas intenta meter ahí algo que parece que es obligatorio en el género juvenil, que si no lo ponés no te publican el libro o algo: la trama amorosa.

Bueno, en realidad la trama amorosa es casi superflua. Sale de la nada y ahí se queda, en la nada, porque la construcción de la relación entre Hanna y Pablo no estaba hecha para que tuvieran una relación amorosa. Hasta llegué a pensar que fue más bien una sugerencia del editor que ocurrencia de Ruescas, porque no tiene nada que ver con la historia ni con cómo se relacionan los personajes. ¿Por qué siempre que hay una mujer y un hombre compartiendo aventuras tienen que obligarlos a besarse?



Por otro lado tenemos a Kleid, protovidente a.k.a. cyborg diseñado por Tempus Fugit para robar las "esencias" de la gente, dejando a sus víctimas en una especie de coma como consecuencia de ello. Me dio la impresión de que este personaje estaba pensado para ser súper groso, alguien tipo Lisbeth Salander (JA! Good luck with that), frío e implacable, pero con un buen corazón en el fondo. Sin embargo, no fue eso lo que me transmitió. En realidad, todo lo que me transmitió este personaje fue que su construcción era pobre, con poco sustento. El narrador decía "Kleid es esto" y después Kleid iba y hacía algo que demostraba todo lo contrario.



Presentados los personajes, podemos hablar del género, ¿no? El problema es que no sé muy bien qué genero es esto. Juvenil, cierto. Pero ¿ciencia ficción o distopía? Porque no funciona como ninguno de los dos. Si fuese ciencia ficción, hay una carencia total de explicaciones sobre el funcionamiento de las esencias y de los viajes en el tiempo. Terminé tratando de convencerme de que simplemente era magia para poder comprar la historia a medida que la iba leyendo. Por otro lado, si fuese distopía, ¿cuál es el mensaje? No hay crítica al mundo actual, excepto que podamos tomar como crítica ese "la contaminación es mala" que se deja entrever cuando se habla de la Inundación. Pero eso solo lleva una página y media. No se desarrolla como tema de la historia, ni mucho menos.

Porque, para que quede claro: para que una historia sea una distopía no alcanza con presentar un futuro en que el mundo es un bajón. Hay que desarrollar esa situación, hay que hilar para que el lector pueda conectar su presente con ese futuro desastroso y reflexionar sobre ello. Si esto no se desarrolla, el mundo distópico no tiene sentido, y pasa a ser ciencia ficción. O no, como en el caso de esta historia.

En conclusión, esta novela me pareció bastante floja. No sólo por los motivos que expuse, sino por muchos más: diálogos incoherentes, hilos argumentales que acabaron siendo callejones sin sentido salida, exceso de coincidencias, y un final bastante ridículo. Pero por alguna razón es entretenida, a pesar de sus fallos. Y supongo que eso es lo que busca más que nada un autor de novela juvenil: entretener.

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